Nunca es igual y eso no siempre es bueno

El saber que día ibas a partir cambió las cosas. Tomé la decisión apenas unos 3 días antes. ¿O fueron dos?. Mejor no recordar. Sin embargo, me duele mucho, me siento tan culpable, el saber que reaccioné más cuando partió Malú que cuando tú partiste. ¿Pensarás que te amé menos tal vez?. Ojalá no, porque no sería verdad. Tú fuiste lo más hermoso que llegó a mi vida en todos mis años, y se que he tenido momentos hermosos y valiosos pero no como el recibirte esa mañana en una cajita de galletas.

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Recuerdo como te alegrabas al verme llegar. Como te quedabas solita con el radio prendido para que te haga compañía. Recuerdo tantas cosas y lamentablemente recuerdo también lo mal que me porté contigo en algunas oportunidades.

¿Te habrás dado cuenta que lo que hice, el pedir que te hagan dormir, fue más por ti que por mi?. Hubiera sido fácil ser egoísta y mantenerte a mi lado hasta el final pero no hubiera sido justo. Me gustaría sufrir más tu partida, sentirlo más. Tal vez lo estoy sintiendo de manera distinta y de manera más profunda. Es como lo que dicen los que van al gimnasio a hacer pesas y demás: si no duele no sirve. Algo así pienso ahora.

Es tan difícil seguir vivo sin tu compañía. Decirte que te extraño es poco. Mi corazón dejó de latir con la fuerza de siempre. Y volverá a hacerlo cuando nos volvamos a ver. Te amo hija mía.

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